enero 21, 2009

16 años de alcohol

Vodka… Edimburgo. Tres etapas en la vida de Frankie Mac. (Kevin Mckid 09/08/1973 Elgin, Escocia) De niño, Frankie Mac ve como el mundo a su alrededor se ahoga en alcohol. Su padre es el ídolo de Frankie hasta que la verdad aparece transformada en una bestia iracunda que muerde su corazón, la cicatriz nunca cierra y la huella de este suceso perseguirá a Frankie fielmente. En la adolescencia, Frankie liderea a tres imbéciles que viven en un mundo donde la música y la violencia son los únicos reflectores que guían sus vidas a ninguna parte. El amor llega Frankie. Helen, su primer amor. Su primer entrada al mundo real. Su primer caída al agujero negro de su pasado. Su pasado es una bestia fiel y que estará celosa de cualquier posible relación sentimental que pretenda Frankie. “Te amo, así de fácil.” Vodka… Frankie se enfoca, Frankie se busca a si mismo.

Una pausa, cambio de disco para la pieza final. Frankie es un adulto y vuelve a centrarse. Una parada en las reuniones de grupo y la actuación. Frankie busca el amor... lo encuentra.... La esperanza comienza a germinar, la sensación real de lo que puede llegar a ser su vida, una vida: llega fugazmente. Violencia, alcohol y modelos familiares, costras en la memoria de Frankie que el amor lava lentamente, muy lentamente. Frankie busca el amor: lo encuentra. Frankie quiere trascender… pero lo pierde, se pierde. Dejar de ir al pasado y dejar ir al pasado. Vodka...

Kevin Mckid ya no es el tierno Tommy de Trainspoting (1996), ni el ente manipulado que encarna al protagonista de Soft Touch en una de las historias de la trilogía de Acid House(1999). Mas de el en Hannibal el Origen del Mal (2007) y ojala, posteriormente lo veamos en Thor. 16 years of Alcohol(102 min. 2003): goza de una exquisita banda sonora similar a las antes mencionadas y por la cual fue nominado en el 2003 como mejor actor para los “British Independent Film Awards” suceso que se repitió por los filmes: One Last Chance y De-Lovelylas las dos del 2004 y Afterlife(2005)serie televisiva. Vemos a un Kevin maduro, que logra levantar al protagonista y darle un brillo estupendo al filme, bien logrado y hondamente reflexivo, ágil y conmovedor. Hace una exploracion en las adicciones emocionales oxidadas y lacerantes que hace de una generación un destino circular que no asciende a la realidad que declina a un mundo vertiginoso ambientado por las drogas, la música y el individualismo. Apología a la generación de los 90, que mira el gris del cielo embelesado y no se dirige los estados de ánimo de acuerdo al color de un Ipod, que los pasos por las calles nocturnas de Londres, Nueva York o México son a pie, botas de casquillo y pantalones ajustados y no en un auto mega equipado, blindado y rosado que nos protege del contacto citadino, las luces de los clubes, la miseria, los borrachos y las putas.

No hay protección cuando se trata de andar por el mundo, sin embargo en ese viaje más de uno se hunde por olvidar lo placentero que puede ser.

¿Opción?

¿Accidente?

O una opción accidental.